REFLEXIÓN SOBRE EL CORONAVIRUS

La pandemia de Coronavirus COVID-19 ha puesto en emergencia sanitaria a los países más afectados, ejerciendo una enorme presión sobre sus sistemas de salud pública, sus sociedades y sus economías.

Es un evento global sin precedentes y, dada su novedad, poco se conoce aún del virus. Mientras la ciencia trabaja en estudiarlo y desarrollar una vacuna, los esfuerzos de todos los gobiernos se centran en achatar la curva de crecimiento de la pandemia, que supone un crecimiento estrepitoso de contagios en poco tiempo, y la saturación de los servicios de salud a menos que se tomen medidas para reducir y retrasar los contagios.

Para ello, dos son las premisas, simples y fundamentales: higiene de manos rigurosa y recurrente, y distanciamiento social. Es la segunda la que reviste mayor dificultad, como se ha visto en países como China, Italia, España y Francia, que han impuesto cuarentenas estrictas y control policial y hasta militar para limitar el contacto social en un esfuerzo inédito en épocas de paz.

¿Cuál es la enseñanza que deben tomar rápidamente los países de América Latina, donde los contagios y la emergencia no ha llegado a los niveles europeos? Debemos ser consientes, solidarios y responsables, proteger nuestra salud y la de nuestra comunidad, en particular la de los grupos de riesgo (adultos mayores, personas con afecciones cardíacas, respiratorias y endócrinas, y personas inmunodeprimidas), y así resguardar los recursos humanos y materiales de la salud pública, que en muchos casos ya trabajan al límite de sus capacidades. No sólo es importante que no nos enfermemos, sino también que no contagiemos a otros, y que valoremos, con objetividad, la calidad de la respuesta que pueden dar los Estados de nuestros respectivos países. Nuestros esfuerzos deben ser contundentes en tiempo y forma para compensar efectivamente sus falencias.

Esto significa restringir el contacto social y cambiar nuestra rutina y hábitos, y prepararnos para sostener el cambio por períodos de tiempo prolongados: trabajar o estudiar desde casa, cancelar reuniones, visitas y eventos sociales, y limitar el contacto incluso con familiares. Sólo un esfuerzo local, sostenido, comunitario y solidario puede limitar el impacto de esta crisis global, que no sólo impacta en la salud de la ciudadanía mundial, sino asimismo sobre los mercados y economías.

Además de ser consientes y responsables, es imprescindible no sucumbir al pánico. Para ello, lo ideal es informarse a través de canales oficiales, ser creativos a la hora de ocupar nuestros tiempo dentro de casa, recurriendo a actividades que nos permitan descargar el estrés, y manteniendo el contacto con familiares y amigos por teléfono o internet.

Debemos ser consientes y responsables, es imprescindible no sucumbir al pánico. Informémosnos a través de canales oficiales.

Esta situación inédita, que nos lleva a la negación o supresión de una cualidad humana innata, como es la de “ser social”, nos propone reflexionar sobre el delicado equilibrio global y nuestro rol en el esfuerzo y la coordinación necesarios para enfrentar desafíos urgentes e inesperados, como el COVID-19, y otros bien conocidos como el cambio climático. Situaciones como ésta nos demuestran que somos corresponsables lxs unxs de lxs otrxs y frágiles o fuertes como tan frágil o tan fuerte sea nuestra humanidad y empatía por el prójimo.

OMS - Orientaciones para el público | Nuevo coronavirus
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